Bienvenida a la era de la pérdida de la inocencia cariño, nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables.

Forget me.


Yo soy de esas personas que cuando algo acaba, se echan la culpa de ello durante un tiempo.
De esas que se culpan bastantes veces. También soy de aquellas que al final se dan cuenta de que no todo el peso cae sobre sí mismas, y de aquellas que pasado un tiempo, olvidan.
¿Pero como pretendes que olvide, si vuelves a mí? Es una sensación de satisfacción y a la vez de incomodidad.
Me satisface ver que te acuerdas de que existo, de que insistes en verme.
Pero me incomoda saber que esto serán unos días, que confundirás de nuevo mi mente, haciéndole creer todos tus cuentos y excusas, y luego cuando ya esté ahí, contigo, siendo tuya como siempre, te marcharás.
Y lo harás. Lo sé. Ni tú sabes realmente lo que quieres. Me quieres a ratos, me deseas de vez en cuando y luego te marchas.
Yo...yo debería parar esta situación pero me es imposible, no, no puedo.
Eres mi debilidad, eres la perfección de tu imperfección, eres lo que más deseo tener en el mundo.
Y quisiera ser tuya todos los días del año, y hasta me inventaría días de sobra, para serlo un poco más.
Pero no puede ser, sé que no es posible, sé que no es tu cometido que eso pase, sé que estoy siendo imbécil, sé que no puedo dar tanto amor sin recibirlo también de tu parte, sé que debo ser como tú, y sé que no lo lograré.

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