Bienvenida a la era de la pérdida de la inocencia cariño, nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables.

Una pena.


De repente, ahí, en medio de la multitud de la discoteca le veo. Borracho, sonriendo y haciendo el tonto con sus amigos, como siempre hace. De repente, vienen a mi cabeza un mogollón de recuerdos mientras sonrío como una tonta. Recuerdos de ese tiempo en el que yo formaba parte de su vida. Recuerdos de millones de besos, de caricias, de cigarros a medias, de abrazos, de llamadas a escondidas a las tantas, de saldo gastado a lo tonto en sms de "te quiero ", de recuerdos felices. Y de pronto me ves, y te acercas feliz, sonriendo, y me doy cuenta de lo mucho que he echado de menos esa sonrisa. La cantidad de veces que he ensayado delante del espejo la forma de saludarle después de tanto tiempo, pero solo sale de mi boca un simple:"HOLA". Tras hablar un rato sobre como nos va la vida, llega el momento de la despedida, pero esta vez no es como las de antes, ahora es un simple abrazo lleno de ternura y de recuerdos que desgraciadamente, nunca volverán.

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