Bienvenida a la era de la pérdida de la inocencia cariño, nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables.

Las despedidas no siempre son malas. A veces significan avanzar en la vida, o hacer darse cuenta a las personas que no somos muñecos fijos; que nos movemos, que no sólo tenemos la obligación de ayudar a los demás, que también necesitamos recibir cosas y sentirnos queridos.

Las despedidas no son sinónimo de tristeza ni de algo malo, son fases por las que hay que pasar si se quiere alcanzar algo.
Todos necesitamos respirar, y sobretodo cuando te estás ahogando, porque no sientes el afecto de algunas personas.

Jajaja, afecto, eso se queda corto, casi nunca es sólo afecto, porque detrás de eso se encuentra otro blanco sentimiento más intenso que cualquier otro, pero eso ya es otra historia aparte.


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